Ya desde muy pequeña, pude observar las grandes diferencias culturales, sociales y mentales que tienen la mayoría de los españoles respecto a otras regiones, y en particular, respecto a los anglosajones. En mi caso, me considero pues muy afortunada de haber podido estudiar durante mi infancia en un colegio británico en Madrid, teniendo así una oportunidad única de crecer en un ambiente 100 % internacional, sin dejar de disfrutar de todas las maravillas de mi querida tierra. Viví también, estudiando un master después de la carrera, en Chicago y Boston, donde además de globalizar aún más mi mentalidad, descubrí mi pasión vital por la que desde entonces y hasta hoy, lucho y peleo a diario; la visión artificial.
Como emprendedora ahora y desde España, no dejo de leer comparaciones entre nosotros y los americanos; entre nosotros y el venerado Silicon Valley. Y no voy a listar todas estas diferencias que ya todos conocemos sobre su ambiente emprendedor, sus fondos de inversión o sus casos de éxito, puesto que lo que realmente me preocupa y en mi opinión nos diferencia tanto de ellos, no es ya un tema cultural, de falta de oportunidades o mucho menos de talento, del que aquí tenemos de sobra…sino que es algo mucho más profundo, y que tiene que ver con el carácter personal y nuestra forma de pensar, es decir, con nuestra mentalidad y enfoque hacia la vida.
¿Cuántos de vosotros trabajáis en lo que os gusta? ¿Cuántos trabajáis únicamente por necesidad económica y no seguiríais trabajando si os tocara la lotería? ¿Cuántos trabajáis en algo que no os gusta pero que no dejáis por miedo? ¿Cuántos trabajáis de asalariados y a la vez en vuestra pequeña startup sin llevarlo a escondidas por miedo a que os echen? ¿Cuántos estáis intentando o habéis intentando perseguir de verdad vuestros sueños de la infancia? Haced la prueba haciéndoles estas preguntas a varios americanos y después a varios españoles… pues bien, para mí es aquí donde radica la gran diferencia; en la elección que tomamos en cómo afrontar nuestra vida, y en cómo queremos vivirla; con valentía, ilusión, pasión, lucha personal y en definitiva, sin miedo, o con dejadez, comodidad sin riesgos, temor, y en definitiva sin salir nunca de nuestra zona de confort.
¿Por qué de hecho en España todavía algunos se empeñan, casi desde la adolescencia, en encontrar ese trabajo estable de por vida, con sueldo fijo y sin riesgo alguno, que les permita pagarse la hipoteca de su casa, también de por vida, garantizarse una futura indemnización y pensión, y no tener que preocuparse de nada más que de mantener esta situación programada, y fuera de cualquier imprevisto, también para el resto de su vida? ¿Por qué no asumimos ya los españoles que todo esto es económicamente insostenible, globalmente inaceptable y vitalmente inviable? ¿Por qué no dejamos de tener miedo al riesgo y luchamos por lo que queremos sin esperar que el país, los políticos, el estado u otros que no seamos nosotros mismos, nos resuelvan la vida? ¿Por qué la ambición y la búsqueda de retos, del challenging – palabra inglesa que adoro – no son bien vistos, o son poco comunes, aquí? ¿Y por qué algunos aún enfocan la crisis actual como la mayor de las desgracias, en vez de como la mayor de las oportunidades para reflexionar, crecer, y cambiar hacia todos estos nuevos retos inquietantes?
Y es que señores, esta crisis que estamos viviendo, va más allá de una crisis económica, financiera y coyuntural; pues es una crisis de actitud vital y mentalidad global, y eso, requiere su tiempo. Como decía Einstein: «La crisis trae progresos, es cuando nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía.»
Y qué mayor agonía que saber como será tu vida en los próximos 30 años. Qué mayor agonía que vivir la vida sin soñar o al menos intentar alcanzar tus sueños. Qué mayor agonía que temer al cambio… ¿por qué no qué mayor alegría que vivir este cambio?
Me despido pues con dos grandes lecciones a escuchar para ir viviendo este cambio de mentalidad. La de Randy Pausch, un profesor, ingeniero informático y emprendedor americano; inspirador, y que nos dejó, de entre muchos de sus grandes logros, su «Ultima lección: alcanzar realmente tus sueños de la infancia«. Un discurso que le dio la fama mundial y que seguramente la mayoría conoceréis. Un video que además yo habré visto más de cien veces sin cansarme y emocionarme cada vez…
Y otra gran lección más reciente, de inKNOWation España; una startup madrileña con una increíble visión y mensaje. ¿Te atreves a soñar?
Feliz fin de semana en este retante año del cambio de mentalidad global.
Costumaniacs 