Hace poco leí esta noticia: Las profesiones en las que los psicópatas suelen llegar a lo más alto, donde al parecer, los altos directivos encabezan la lista de profesiones más propensas a la psicopatía. Se les identifica por su frialdad, insensibilidad, falta de empatía y porque las emociones no son un factor decisivo en sus acciones. Y es curioso que un buen directivo se haya generalmente asociado con estas cualidades y, en cambio, se nos haya considerado a las mujeres, en muchas ocasiones, menos capacitadas para ocupar estos puestos, por el hecho precisamente de que, al parecer, no sabemos separar la parte emocional de la racional, y de que, al parecer también, no es bueno emplear esta parte emocional en las decisiones empresariales.
En cambio, leí hace tiempo que si hubiera habido más mujeres en más puestos directivos, muchas de las consecuencias de la crisis económica actual se podrían haber evitado, ya que nosotras, por nuestra propia naturaleza de procreación o lo que fuere, tomamos decisiones bajo una perspectiva de mayor responsabilidad humana, pensando además a largo plazo. Yo, con mis 35 años de vida personal y 12 años de profesional, lo tengo muy claro. Que tengamos en cuenta nuestra parte emocional no significa que no seamos duras, perseverantes y pragmáticas en nuestras decisiones, pues somos guerreras, no psicópatas. ¿Qué cualidades tenían todas estas grandes mujeres líderes de la historia?
Además ¿es acaso necesario separar estas dos partes en algún ámbito de la vida? ¿No es precisamente una ventaja poder sumar la aportación de ambos lados para tener siempre una visión global y social de nuestras acciones? ¿No son las empresas unidades de gestión eficiente sobre la economía y escasez de recursos para las personas? Y ¿qué son los directivos, sino personas dirigiendo a otras personas?
La semana pasada estuve en IESE, en un focus group como antigua alumna de un máster ejecutivo PDD que allí cursé. A pesar de que éramos minoría de mujeres (como es habitual) fuimos las que más opinamos, aportamos y debatimos; como siempre, las más guerreras. Reforzamos lo aprendido sobre la excelencia profesional; de cómo va siempre va de la mano de la excelencia personal, y de que dirigir una empresa no sólo va de generar dinero sino de dirigir personas. Y es que precisamente, lo más difícil es eso. Uno de mis primeros jefes me dijo: en el trabajo, de lo último de lo que te vas a tener que preocupar, es del trabajo; lo importante son las personas.
Así es, cada vez se habla más de responsabilidad social y reputación corporativa. Y ¿acaso todo esto se puede conseguir separando nuestra parte emocional de la racional? Internet además nos ha permitido reforzar esta coherencia dual, dado que nuestra vida personal se mezcla cada vez más con la profesional; los horarios son mixtos, los lugares, la tecnología, y nuestra identidad es cada vez más cercana y sincera, a través de blogs, redes sociales, etc, creando una imagen nuestra humana y transparente, las 24 horas del día, en los 360º.
Me despido pues con una gran mujer, profesional y personal, racional y emocional, líder, estratega, empresaria, madre, inteligente, influyente, y sobretodo, guerrera; Madonna. La ‘reina del pop’, acaba de lanzar su propia línea de lencería y una cuenta en Instragram, superando en un sólo día más de 90 mil seguidores.
Por vosotras, mujeres, guerreras y directivas, para que sigáis luchando por conseguir un mundo mejor.
Costumaniacs 
Hola Sira.Tienes razón al señalar que los empresarios carecen en su gran mayoria de sensibilidad. La crisis actual, no es más que la muestra que el modelo empresarial rancio e insensible ha fracasado, frente a eso debemos trabajar por un modelo económico y empresarial sensible. Sensible con los trabajadores, sensible con los proveedores y sensible con los clientes.
Gracias por tu post, me ha gustado mucho 😉
Hola Jaime, muchas gracias a ti por tu comentario y por seguirnos siempre! :). Me alegro mucho de que te haya gustado el post, y estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Lo bueno es que debido a la crisis muchos ya se han dado cuenta y cada vez son más los que cuidan y miden sus actos en base a unos valores y a su repercusión social global y humana.